lunes, 22 de octubre de 2012

Joseph Haydn


Franz Joseph Haydn (1732-1809) 


 Franz Joseph Haydn es mejor recordado por su música sinfónica, honrado por historiadores de la música que le han apodado el “Padre de la Sinfonía”. Eso es un hecho bien conocido. Pero ¿Sabía usted que, si bien Austria fue su casa, viajó a Londres para escribir sus sinfonías más famosas? ¿Sabía usted que el oratorio de Haydn “La Creación” nació de su amor por la naturaleza, ya que era un ávido cazador y pescador? ¿O sabía usted que Haydn fue el mentor de un joven estudiante de música llamado Mozart? Estos son los hechos menos conocidos, las partes de la vida de Haydn que nos permiten mirar dentro del legado de un gran hombre. Nacido en el seno de una humilde familia en el pequeño pueblo de Rohrau, Austria el 31 de marzo de 1732, Franz Joseph Haydn era el segundo de doce hermanos. “Recibió sus primeras lecciones de su padre, quien, después de la jornada laboral, cantaba acompañándose al arpa”. Dotado de una hermosa voz, en 1738 Haydn fue enviado a Hainburg, y dos años más tarde a Viena, donde ingresó en el coro de la catedral de San Esteban donde tuvo oportunidad de perfeccionar sus conocimientos musicales  

A la edad de ocho años, Franz Joseph Haydn formó parte del coro de la Catedral de Viena. Una vez más, la comida era mucho menor de la que un joven en crecimiento necesitaba y el trato que recibían los niños del coro, en general, era duro. Haydn se quedó, aprendiendo todo lo que pudo acerca de la música de iglesia, hasta la pubertad, donde cambió el timbre de su voz razón por la cual lo echaron a las calles de Viena, con nada más que una muda de ropa. A la edad de diecisiete años, Haydn encontró alojamiento y trabajo. Dio clases de música y tocaba en las serenatas para ganar dinero. Tras un breve período como asistente del compositor Nicola Porpora, pasó a servir como maestro de capilla en la residencia del conde Morzin, para quien compuso sus primeras sinfonías y divertimentos. 

El año 1761 se produciría un giro decisivo en la carrera del joven músico: fue entonces cuando los príncipes de Esterházy –primero Paul Anton y poco después, a la muerte de éste, su hermano Nikolaus– lo tomaron a su servicio. Haydn tenía a su disposición una de las mejores orquestas de Europa, para la que escribió la mayor parte de sus obras orquestales, operísticas y religiosas. Su actitud positiva y su sentido del humor lo convirtieron en el favorito entre los músicos. Los estudiantes de música valoraron su conocimiento y habilidad y llegaron a considerar un honor aprender de él. Uno de estos músicos fue Mozart. Aunque Mozart era mucho más joven que Haydn, los dos hombres se trataban con un respeto absoluto. Aunque Haydn opinó abiertamente que Mozart era el compositor más dramático, su homólogo joven miró al Papa Haydn como un mentor y maestro de los cuartetos. El sentido del humor de Haydn a menudo entró en juego durante sus treinta años en el cargo con el príncipe Esterhazy. El príncipe se había vuelto complaciente al escuchar las sinfonías de Haydn, a tal punto de llegar a quedarse dormido en las presentaciones. Esto era algo que quemó los sentimientos del diligente compositor, especialmente cuando el príncipe emitió un ronquido ruidoso durante una parte de la sinfonía en la que Haydn había trabajado sobre manera. Haydn decidió crear una nueva sinfonía para el príncipe, una sinfonía en la que esperaba ”llamar la atención del Príncipe Esterhazy.” Esta sinfonía en particular fue escrita con un lento movimiento largo, diseñado para ser tan relajante que el príncipe se quedara dormido. En la noche de la actuación, el príncipe, efectivamente, se duerme. Entonces, de repente, un acorde fuerte rompió la serenidad del movimiento. El príncipe se despertó con un sobresalto y casi se cayó de su silla! Haydn hábilmente dio la pieza el nombre de “Sinfonía Sorpresa”.




El fallecimiento en 1790 del príncipe Nikolaus y la decisión de su sucesor, Paul Anton, de disolver la orquesta de la corte motivó que Haydn, aun sin abandonar su cargo de maestro de capilla, instalara su residencia en Viena. Ese año, y por mediación del empresario Johann Peter Salomon, el músico realizó su primer viaje a Londres, al que siguió en 1794 un segundo. En la capital británica, además de dar a conocer sus doce últimas sinfonías, tuvo ocasión de escuchar los oratorios de Haendel, cuya impronta es perceptible en su propia aproximación al género con La Creación y Las estaciones. Fallecido Paul Anton ese mismo año de 1794, el nuevo príncipe de Esterházy, Nikolaus, lo reclamó de nuevo a su servicio, y para él escribió sus seis últimas misas, entre las cuales destacan las conocidas como Misa Nelson y Misa María Teresa. Los últimos años de su existencia vivió en Viena, entre el reconocimiento y el respeto de todo el mundo musical. La aportación de Haydn fue trascendental en un momento en que se asistía a la aparición y consolidación de las grandes formas instrumentales. Precisamente gracias a él, dos de esas formas más importantes, la sinfonía y el cuarteto de cuerda, adoptaron el esquema en cuatro movimientos que hasta el siglo XX las ha caracterizado y definido, con uno primero estructurado según una forma sonata basada en la exposición y el desarrollo de dos temas melódicos, al que seguían otro lento en forma de aria, un minueto y un rondó conclusivo. No es, pues, de extrañar que Haydn haya sido considerado el padre de la sinfonía y del cuarteto de cuerda: aunque ambas formas existían como tales con anterioridad, por ejemplo entre los músicos de la llamada Escuela de Mannheim, fue él quien les dio una coherencia y un sentido que superaban el puro divertimento galante del período anterior. Si trascendental fue su papel en este sentido, no menor fue el que tuvo en el campo de la instrumentación, donde sus numerosos hallazgos contribuyeron decisivamente a ampliar las posibilidades técnicas de la orquesta sinfónica moderna. 

En 1798 y 1801 el viejo maestro estrenó en el palacio de Schwarzenberg dos grandes obras, La Creación y las Estaciones. Después de esto, cansado y enfermo, prácticamente no compuso más obras. Recibió numerosas visitas, entre ellas la de la viuda de Mozart, Constanze, y su hijo Wolfgang. En 1808 Haydn realizó su última aparición en público en una audición de La Creación dirigida por Salieri. Su emoción fue tal que hubo de abandonar la sala después de la primera parte, y Beethoven se precipitó entonces hacia él para besarle las manos. Poco después del bombardeo a Viena, Haydn murió en plena ocupación francesa, en la noche del 30 al 31 de mayo de 1809.


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