lunes, 28 de noviembre de 2011

Día Lluvioso.


La facilidad con la que tus manos carecen de vida
Mi espectro ansioso solo quiere la vida de tus manos
Con la cortesía barata de mi imaginación juega a tropezones la melancolía, como si las necesidades en el reflejo del cielo infinito encontraran albergue, de las nubes mi amor, del viento sus caricias. Cerrando los ojos, gustando al gustado, egos chocando una y otra vez… por qué!?
La mesura me invade, no quiero prudencia, nunca la quise…
Ayuda?
Una aguja que me destripe con sus aleonados ojos, que arranque mi sangre antes del motín mensual. Que queme mi piel como al papel en el que escribo…
Temo olvidar...te
Y no hay más! La acolchonada rutina del día
Subir hacia el vacío, porque en la nada me siento como en casa.
Hueca de emociones, carente de privilegios sensoriales.
Nunca imaginé como dolía eso, sentir, duele, no vale la pena vivir un mundo que no es el mío, mirar hacia los lados en la empatía del disgusto.
No ciento parecido a nada…nada es parecido a mi sentir
En la espuma del desquicio solitario, en la utilización natural, en el despojo del animal, en la cavidad del amor, en la injusticia del amigo, en el juicio universal.
Mutar hasta que el milagro se escurra, ser una, otra y otra, mil veces al sol!
Ser cada rayo de estrella que se cuela por los parpados y carece de sentido, hermoso placer temporal, el único placer real!
Necesito la mano del mutado que me devuelva mi realidad
La pastilla del demente que equilibre mis neuronas
El amor del vampiro que se trague mi vida
El golpe del amado que trascienda el amanecer
Y mi vida, al fin y al cabo, esa de la que renegué por escuchar siluetas y olvidar mis paredes.
Murallas de verde azulado a las que hoy no puedo volver,
Ayúdame a volver?

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